jueves, 19 de enero de 2017

De dimisiones forzosas y nombramientos precipitados

Ya no nos sorprende nada; hemos estado tentados de titular esta entrada como "Las mentiras III", pero puede que la lista no haya hecho más que comenzar y le veamos el fin dentro de mucho tiempo.

¿Qué ha sido ahora? Algo a lo que estamos acostumbrados, a la tergiversación de los hechos para señalar "lo chachis que somos los de UGT" y "lo chapuzas que son los de USO".

La cosa va de puestos, presiones y prisas para hacer las cosas apresuradamente y mal. En su última información, UGT señala el nombramiento de un nuevo Secretario del Comité de Empresa, motivado por la dimisión de quien hasta entonces ostentaba ese cargo, que no es otro que el Secretario General de esta Sección Sindical. Los motivos de la dimisión vienen dados por el hartazgo provocado por el "cansineo" a que UGT nos ha sometido en los últimos meses: hay situaciones que se pueden mantener durante un tiempo, en la confianza de que se puede arreglar, pero llegado un punto en que estas se vuelven insostenibles no hay más remedio que tomar decisiones.

La decisión de dimitir se tomó en el pleno del Comité de Empresa anterior, cansados, como decimos, de aguantar tonterías. Cuando se procede al relevo en el cargo resulta que NADIE quiere asumir esa responsabilidad, con lo que en Secretario dimisionario se presenta de nuevo, para evitar que quede vacante. Es en ese instante en que UGT pone un candidato sobre la mesa, de forma precipitada y sin haberlo prácticamente tenido previsto con anterioridad. Votación mediante, "ganan" los ugetistas con el sorpresivo apoyo de Alternativa Sindical, saliendo la votación a su favor por el escasísimo margen de un voto.

Esperemos que no tengamos que continuar respondiendo durante mucho más tiempo, aunque dudamos que quien no ha aprendido a razonar en todos sus años de historia lo haga en las próximas semanas o meses. Sería lamentable que tuviéramos que dejar de hacerlo, igual que en lo relatado, porque nos cansemos de leer tanta tontería; lo triste es que todavía hay quien cree en cuentos de hadas.

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