lunes, 1 de mayo de 2017

Oviedo era una fiesta

Hemos querido tomar prestada y adaptar a nuestra circunstancia la famosa frase que da título a las memorias de Ernest Hemingway, porque realmente Oviedo era eso, una fiesta.


El primero de mayo es la fiesta de los trabajadores, y como siempre y tal y como nos dijeron, "con la gente de Prosegur de Madrid siempre se puede contar". No hace falta más que un acto reivindicativo como el que juntó en la capital de Asturias a más de 2.000 personas, unidas por nuestro compromiso con la lucha obrera, para que estuviéramos allí, como lo hemos hecho y lo seguiremos haciendo.

Cuando las empresas anuncian beneficios y, a pesar de ello, continúan amparándose en las prebendas que les aprobaron en la reforma laboral de 2012, cuando se intentan recortar derechos sociales que tanta lucha y esfuerzos costó conseguir, cuando más de un millón de españoles no han tenido más remedio que emigrar, cuando aún las cifras de desempleo alcanzan niveles escandalosos, cuando los empleos precarios son la tónica más que general, cuando las desigualdades sociales se incrementan día a día, cuando la discriminación va aparejada del acoso laboral y otras formas de injusticia social, cuando se producen todos esos auténticos atentados a la dignidad del trabajo y de los trabajadores, nosotros no podemos quedarnos de brazos cruzados; el día de hoy es una jornada no solo de celebración, sino, y más importante si cabe, de reivindicación por todo aquello que hace que el trabajo sea un derecho universal, algo a lo que empresarios sin escrúpulos se niegan de forma sistemática a base de continuar fomentando la precariedad económica y laboral de los trabajadores mientras sus arcas siguen rebosantes.

No nos hemos querido perder esta jornada porque es allí donde debemos estar, y estaremos siempre en donde haga falta para defender nuestros derechos, aquellos por los que nuestros padres y nuestros abuelos lucharon mucho antes que nosotros, por los que continuamos en la lucha y por los que pasaremos el testigo a las generaciones por venir.

Ancianos, jóvenes, bebés; trabajadores en activo, jubilados y en paro; ¿quién, sino nosotros mismos, hemos de seguir en esa lucha? Nada hay que dignifique más al ser humano que un salario justo obtenido mediante un trabajo digno; y a pesar de los explotadores que siembran el mundo (puede que gracias a ellos) los trabajadores debemos permanecer unidos, teniendo como objetivo dejar tras nosotros un mundo donde las diferencias sociales sean cada vez menores, y donde nadie tenga que dejar su tierra para poder trabajar y vivir dignamente.

Sí, es cierto; siempre se puede contar con nosotros, porque asumimos el compromiso de esa lucha, de esa defensa, y lo hacemos sin miedo, tal y como hace ya algo más de medio siglo de historia viene haciéndolo la Unión Sindical Obrera. Y no importa la distancia, que vayamos en coche con tiempo para que el cansancio no haga mella, en autobús con un día de antelación o en el mismo día, allí estamos y allí estaremos.


Fue una jornada plena, donde el acto reivindicativo no quedó deslucido ni siquiera por la escasa lluvia que también quiso sumarse a nuestra marcha, donde unimos nuestras voces en un mismo grito contra las injusticias y las políticas económicas que favorecen a pocos y perjudican a millones.

Y sí, claro que Oviedo fue una fiesta, como no podía ser de otra manera.











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